Hemos oído hablar de aumentar la conciencia muchas veces en los talleres de crecimiento personal, para mí es una frase hecha, por la que reconozco que no he preguntado por aclaraciones, una vez más «si abres la boca se darán cuenta de que no sabes» o así pensaba en aquellos momentos de inexperiencia.
Hoy dudo que incluso que aquellos formadores tuvieran la respuesta y pienso que tras un gesto de superioridad escondieran la ignorancia de quien repite un guión.
Con el tiempo he aumentado mi propia conciencia y trabajo para que otras personas también lo experimenten y me he aprendido que no es lo mismo el orden en que se aprenden las cosas, de la misma forma que antes de leer se aprenden las letras, aquí ocurre lo mismo, si hay que aumentar la conciencia esto va antes que cambiar de visión o aprender a comunicar eficazmente tus pensamientos.
Claro que todos tenemos conciencia, que la usamos y que está ahí cuando la necesitamos, entonces, ¿para qué querría aumentarla?
La conciencia es como ver a lo lejos en un día claro, nos permite entender el lejos y el cerca, el antes y el después, el claro y el oscuro, el ruido y el silencio, la dirección del viento, todo concreto y todo en presente.
Si ahora el día está con mal tiempo apenas visibilidad a 20 metros con espesa niebla, lo que sería equivalente a no tener conciencia, ahora no conocemos lo que está lejos ni cerca, antes o después, no hay viento y el ruido es confuso, si no hay información nuestro cerebro se la inventa, ¿te resuena?, la falta de conciencia te saca del presente para dejarte entre tus propios inventos y artificios mentales.
Esta es la razón de que muchas técnicas y sistemas de crecimiento personal pidan aumentar la conciencia.
Cuando le pides a tu conciencia que aumente la comprensión de lo que te rodea ella te devuelve paz interior, energía vital y claridad mental.
Te parece poca recompensa, nada es tan económico como aumentar la conciencia y compáralo con el premio que te devuelve sin condiciones.
Leopoldo Villarreal
Formador de Real Life